domingo, 15 de marzo de 2015

El león de oro nunca vendría aquí

Nombre: La Posada del León de Oro
Ciudad: Madrid
Dirección: Cava Baja, 12
Teléfono: 91 119 14 94
Web: www.laposadadelleondeoro.com

Recién salidos del teatro decidimos ir a tapear un poco por la Latina, lugar donde un domingo por la noche parece apropiado para salir a tomar algo.
Habíamos escuchado que esta posada estaba edificada sobre las antiguas ruinas de las murallas de la ciudad de Madrid.
Con cierta curiosidad por tapear en lugar con encanto como parecía ser éste, decidimos ir a tomar algo.

Apróximadamente serían las 21.30 de la noche cuando llegamos al lugar. Una chica muy amable nos atendió en la puerta y nos invitó a pasar y a que hojeáramos la carta. Le dijimos que solo queríamos tomar unas tapas o unas raciones y nos invitó a entrar dentro.

La posada parecía estar divida en tres salas, divididas me refiero porque las sillas y las mesas eran diferentes, porque no había ninguna pared que las separara, y me parece a mi que la carta tampoco era muy distinta.

Nos acomodaron en la mesa que escogimos, de la sala de "raciones" y alejada de la puerta porque esa noche hacía un frío que pelaba.

Los camareros que nos atendieron fueron muy amables. Al menos uno de ellos, porque el otro parecía un poco perdido con las pocas mesas que estaban dando. Además se les veía bastante distraídos, aunque cuando se te acercaba a la mesa era bastante amable, tan amable, tan amable que uno de ellos me dio un golpecito a modo de "colegueo" en la espalda. Mi cara fue de sorpresa ante semejante trato cercano.

La sorpresa vino cuando vimos la carta, los precios eran disparatados para lo que ofrecían. Si al menos fuera verdad lo que ofertaban estaría bien, pero era el típico sitio con mucho nombre y luego poco contenido. Aunque la mayor sorpresa fue cuando esas "raciones" que íbamos a pedir, se iban a basar en fiambre, huevos, croquetas y poco más, porque lo que eran raciones, raciones, no había.

Todo parecía más enfocado a cenar a la carta, aunque la mesa donde nos encontrábamos no tenía mantel, ni cubre, ni nada. Era una mesa pequeña y de metal. Las de al lado, que parecían enfocadas más a restaurante, eran las que tenían manteles, servilletas, copas y demás. Pero en la carta no parecía haber distinción en los precios.

Al final nos decidimos por tomar una ensalada de pulpo con mahonesa de erizo (¡aquello prometía y mucho!); Rollitos crujientes de morcilla y unas tostas.

La ensalada era un montón del típico mezclum de bolsa, con ocho trocitos de pulpo, sabroso sí, pero muuuuy escaso, y espera: ¿dónde estaba la mahonesa de erizo? Mahonesa había, pero "Erizo" debía ser el nombre del bote de donde la sacaron, porque sabía a la típica de bote. Una decepción este plato, la verdad.

Los rollitos, calientes, crujientes, sabrosos y ricos. No estaban nada mal, la verdad. Quizá se salvaron en comparación con la ensalada.

Y luego cada uno pedimos una tosta, yo compartí una de queso de cabra con cebolla caramelizada, ¡dos ingredientes que me encantan! y también una de cerdo ibérico con camembert a la trufa negra. Lo de la trufa negra, en fin, lo que me esperaba... ¡con lo que sabe la trufa y ahí no había nadie capaz de distinguir el sabor!

Los postres fueron lo único que se salvaron, aunque la calidad precio tampoco es que fuera exagerada. Unas torrijas de unos 20 cms de largo y una tarta de queso que ni fú ni fá. Pero la verdad que la torrija, con su helado de canela merecía la pena. Eso sí, ¡a 7 euros la torrija!

Al final la cuenta fue de 70 euros para cuatro personas, por una ensalada de lechuga y mahonesa de bote, unas tostas, unos rollitos crujientes, y unas torrijas.

Eso sí, debajo, a unos metros, las murallas de Madrid, que además le servía de bodega al establecimiento.

Supongo que comer en pleno centro de ciudad, con unas vistas tan "curiosas" y en lugar como aquel, al final se paga. Pero me pareció excesivo. ¡Además 3 euros por el refresco!

¡Y para colmo de males, el IVA no estaba incluído! Y no te lo especificaban en ningún lado de la carta. ¡Hoy en día eso ya roza la ilegalidad!

Si queréis ver las murallas, pasad y vedlas, pero yo no os recomiendo quedaros allí a comer.

Para mi que el León de Oro ya no se hospeda aquí.

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