viernes, 24 de abril de 2015

Una de mis ilusiones cumplidas, gracias pupi : )

Nombre: Restaurante Coque
Ciudad: Humanes (Madrid)
Dirección: C/ Francisco Encinas, 8
Teléfono: 91.604.02.02
Web: http://restaurantecoque.com/es/


Desde antes de comenzar a estudiar Restauración en la Escuela de Hostelería y Turismo de Madrid, seguía los pasos de varios cocineros. Uno de ellos, Mario Sandoval. Pues bien, desde que acabé los estudios hace ya unos cinco años, una de esas "casas" a las que quería ir era de la que estoy hablando.

Mario y sus hermanos, no es que sean los mejores, no, pero admiro el trabajo y sacrificio de cada uno de ellos, manteniendo el negocio que sus padres tenían. Todo un orgullo, supongo. El nombre de Coque viene porque a su abuelo Álvaro, le llamaban Albaricoque y, de ahí, Coque.

Comenzaré esta entrada diciendo que gracias al aparcacoches nos olvidamos de buscar hueco por la zona, que por cierto estaba difícil de encontrar.

¡Qué chulo el recorrido que nos hicieron!, desde parte de la bodega, pasando por la cocina (mientras que un nudo en la garganta me recorría, ¡qué recuerdos!), los hornos, hasta llegar a la sala del restaurante. Todo ello con una atención pasmosa.



En la bodega, muy amplia y luminosa, merece la pena estar simplemente por contemplar la disposición de las botellas en el suelo, bajo esa cristalera tan conocida por muchos.



Allí, nos ofrecieron el cocktail del día, hecho con whisky, que no probé, pero sí mi novia. Por mi parte, que no tomo casi nada de alcochol, pedí un martini blanco. Creo que el detalle de ponerme un trozo tan grande de limón, con su parte blanca y todo, sobraba. No quedó nada bien.
Allí mismo nos sirvieron dos aperitivos:

- Uno versionando un cocktail de ginebra
- Crujientes, colocados en una estructura que simulaba una vid, acompañados con una salsa a base de huevo especiada.

Al ir hacia la cocina, nos pusieron su versión del cocido. Lo mejor, el caldito y su espuma. Debieron hacer alguna modificación en las encimeras de la cocina, porque no las recordaba así.

La última parada en este magnífico recorrido eran sus hornos, de tres tipos de madera, encina, fresno y olivo. Sobre la mesa, el último aperitivo bajo una campana de humo, que al destapar olía francamente bien.

Un ascensor nos subió a la planta de arriba, el comedor. Allí siguió nuestro viaje. Nos atendieron muy educamente Diego y Rafa Sandoval. La mujer que estaba en sala atendiendo nuestra mesa no fue del todo de nuestro agrado, una lástima.

A continuación os pongo lo que tomamos (os acorto los nombres, porque telita...):

1. Lechuga romana bloody mary, con estofado de morcillo de ternera y tierra de acelga

    - Todo bueno, salvo que el sabor del bloddy mary no lo apreciaba mucho. El punto del morcillo muy bien.

2. Guiso de ibéricos con puré de pochas y curri verde, erizo y trufa

    - No es un plato que me fascinase, pero mantiene la premisa del respeto al producto.

3. Verduras ahumadas al sarmiento

    - Plato de sobresaliente. Había que comerlo de un sentido a otro, para ir pasando por amargos, picantes, frescos, ácidos. ¡Qué rabia que nos pusieron, a cada uno, el plato en distinto orden!, de ahí mi 9, jeje. La cocción de las verduras perfectas.

4. Escabeche de lenguado con hinojo y rábano

    - El escabeche, servido a parte, tenía una temperatura precisa para empapar el pescado el tiempo que nos recomendaron y metérnoslo en la boca. El escabeche no era de mi gusto.

5. Pulpito a la llama de brasas de fresno, con puré de aceite de oliva y pimentón

    - Plato notable. Acompañado de un guiso de carne de ternera y lomo de kobe, que estaba algo peor.

6. Huevo en pepitoria con seta de cardo y guisantes

    - Me tomé el plato de mi novia, porque el huevo cocido a baja temperatura no le mola mucho. Los he probado mejores. Los guisantes, tremendos.

7. Parpatana de atún de almadraba con guiso de tamarillo y fruta de la pasión

    - La parpatana es la zona que rodea la boca en su zona inferior. El tamarillo, un fruto bastante jugoso, con la piel amarga. No me resultó muy destacable, aunque la cocción del atún espectacular.



8. Cochinillo lacado con puré de calabaza

    - Su famoso plato. No digo más, eso sí, eché de menos algo más fresco acompañando esta carne.

Los postres que tomamos, fabulosos. No somos de las personas que nos guste terminar una comida con un plato de chocolate, ni nada que nos llene. Nos molan los cítricos, suaves, frescos. Por primera vez en mi vida, un restaurante nos lo ofreció. He aquí los mismos:

1. Cítricos de primavera y brotes dulces

    - Puro espectáculo. Distintas texturas, distintos sabores, plato muy, pero que muy original.

2. Almendras tiernas con sorbete de yuzu, jugo de fresas asadas y flores de almendro

    - Quizás el menos bueno de los tres, pero manteniendo el nivel.

El último postre nos lo sirvieron en otra sala, que me ponía nervioso porque la iluminación en la parte alta era bastante rara, no sé, no me gustó.

3. Yogur ácido de oveja con tocinillo de cielo y espuma de leche ahumada.

    - La puesta en escena genial, aunque no nos pilló por sorpresa. No os desvelaré el secreto, jiji. Nada pesado el helado y muy cremoso.

El café nos lo sirvieron en ese mismo sitio, acompañado por un macarron de chocolate. No me gustan nada estos dulces, pero he de agachar la cabeza y reconocer que éste estaba suave, crujiente y agradable.

No quiero extenderme más, porque podría estar dando la brasa mucho tiempo.

Agradecer a toda su familia la magnífica comida, la perfecta atención y la casi perfecta colocación de cubiertos por parte de esa mujer. Nos lo ponía, a veces bien, a veces mal.

El precio con agua y café, de notable alto, resultó unos 220 €. Merece la pena ir, siempre que os llame la atención este mundo y si os gustaría probar una cocina tradicional llevada a este tiempo.

¡Sueño cumplido!

viernes, 17 de abril de 2015

Y seguimos pifiándola en cosas básicas...

Nombre: Restaurante Arcos
Ciudad: Ciudad Rodrigo
Dirección: Calle Cardenal Pacheco, 11
Teléfono: 923 48 00 01

Tras varios kilómetros desde Oporto, llegamos a esta ciudad tan típica y conocida de Salamanca. Al venir con hambre, pensamos que lo mejor sería ir a buscar un lugar para comer y luego ver el casco antiguo, antes de seguir de regreso a Madrid.

Situado bien cerquita de la Plaza Mayor, dimos con Restaurante Arcos, que realmente es un Hotel. Tenía toda la pinta de ser el típico mesón castellano.

Al entrar, vimos bastante gente. Era amplio, luminoso y del mesón castellano, por más que mirábamos, no lo veíamos casi por ningún lado.

Me encanta eso de sentarme a una mesa y encontrarme con manchas en el mantel, en serio, es una gozada. ¿Sarcasmo?, juzguen ustedes.

El personal de sala, tras atendernos y decirles que uno de nosotros iba a tomar vino, nos quitaron las copas. Es como decir que vas a comer y te quitan los cubiertos, ¿no?. En fin, cada vez veo más sorpresas. ¿Será un nuevo modo de servir?, el tiempo lo dirá.

Tras una sabia rectificación, nos pusieron la copa de vino, junto a los cubiertos.

¿Y mi cuchillo? - me pregunté. Había pedido carne y salvo que me la trajeran troceadita, sería complicado partirla.

Al servirnos el vino ví otra sorpresa, pero para bien. De las pocas veces que veo quitar bien el plástico de la botella.





Respecto a la comida, pedimos lo siguiente:

1. Pimientos rellenos de bacalao y gambas

    - Plato normalito, sin más, como te puedes tomar en cualquier sitio.

2. Risotto con setas

    - ¿Nuevas tendencias?. Es la primera vez en mi vida que veo hacer un risotto con arroz de grano largo. Evidentemente, el resultado fue "una delicia". ¿Pero en qué pensaban?.

3. Pollo asado

    - Al menos la carne del pollo estaba bien hecha. Plato correcto.

4. Secreto de cerdo ibérico

    - ¿Por qué poner sal gorda a porrón?, ¿por qué bañarlo de aceite cuando este tipo de pieza lleva suficiente grasa?. El aceite no se aprecia en la foto, pero al levantar la carne, chof, chof.





De postre un par de naranjas y un café para concluir. Todo hay que decirlo, el café estaba bueno, al menos eso me dijo mi novia.




Los wc's estaban limpios y eran adaptados.

La comida, con agua y pan, por un coste de 31'50 €, pudo estar mejor.

Simplemente son fallos tontos que pueden enmendarse y convertir una visita "agradable" en ¡agradable!. Ténganlo en cuenta, en serio.

sábado, 11 de abril de 2015

Luis I, estate tranquilo

Nombre: Restaurante Dom Tonho
Ciudad: Oporto
Dirección: Cais da Ribeira 13-15

Una de las cosas que hay que visitar de Oporto es la zona de la Ribeira, situada en Vila Nova de Gaia. Allí, hay varias bodegas en las que terminan el proceso de elaboración de su famoso vino.

Al salir de una de sus bodegas, hubo un sitio que reservamos para cenar. Dom Tonho era su nombre. Un restaurante acristalado, junto al río Douro y el puente de Luis I, para poder ver iluminada la ciudad de noche.



El sitio era chulo salvo por lo wc's, que eran como si te metieras en un tren pero aún más pequeños.

Nos recibieron francamente bien, con un trato muy cercano y música de los 80.

Tras sentarnos en una de las mesas y decidir qué íbamos a cenar, esperamos nuevamente bastante tiempo, unos 20 minutos. Tuvimos que pedir que nos trajeran pan, pero se hizo llevadero, a pesar de que era malo de narices. Lo que nos empezó a incomodar era que dentro hacía fresco, aunque las vistas merecían la pena.





El personal de sala era atento y amable. La pega es que estaban confusos (nos preguntaron las dos personas que la atendían por lo mismo, que si habíamos pedido agua, y eso que en ese instante solo había dos mesas ocupadas).

Para beber una botellita de agua de litro y para cenar os lo detallo a continuación:

1. Lomo de pescada greladho (Asado a la parrilla)

    - Nos pusieron lenguado acompañado de col y patata cocida. Muy rico el pescado, bien aliñado, al igual que el resto. La patata estaba perfecta.

2. Bacalao greladho

    - Para mi gusto, bueno de sabor. Lo malo, que no lo desespinaron y me pasé casi el mismo tiempo quitando espinas que comiéndomelo. Otra cosa que no debe ocurrir compañeros de cocina.

3. Postre: Ensalada de frutas

    - Yo y mi fruta, sí señor. Sorpresón que me llevé, pero para mal. Básicamente era un mini bol, con trozos de kiwi, caqui, manzana, piña y mandarina, desbordándose. Sin duda una gran cagada. Porque encima, nos clavaron 6 €.

Un cafelito para concluir, de buen sabor y con su cremita, fue lo último que tomamos.

Antes de marcharnos, me acerqué a la cocina y les felicité por el pescado. Al personal de sala por su amabilidad. Nos fuimos de allí con buen sabor de boca, no siendo un sitio espectacular, pero sí que nos sorprendió gratamente.

Un precio de 44'50 €/2 pax. creo que está bien, a pesar del postre, dada la situación donde se ubica el restaurante. Luis I, sin presumir, puede darse por satisfecho.

viernes, 3 de abril de 2015

Si queréis un buen bacalao, no vengáis aquí

Nombre: Restaurante Bar Paraxut
Ciudad: Guimaraes
Dirección: Rua de Santa María, 21-23

Guimaraes, una ciudad pequeña con un centro histórico muy chulo, tiene varias calles dignas de ver, conservando lo que antaño fue. Paseando por las calles, topamos con un par de plazas con algunos restaurantes, llenos de españoles por cierto. Así que tras mirar las distintas cartas, nos sentamos en uno.



Íbamos con la idea de un menú del día, con lo que no tardamos tiempo en indicarles lo que nos gustaría comer. Tras tomarnos nota uno de los tres camareros, no tardaron en servirnos el pan con mantequilla y unas aceitunas, pero el agua, ¡ay la madre!, 15 minutos para traer la botella. Normalmente no suelo esperar tanto para recordar esto y no es que me suela pasar a menudo. Lo mejor de todo es que, justo antes de servirnos la botella, nos vino otro camarero a tomarnos nota de lo que queríamos para comer y al momento un tercero...¡pa tirar cohetes, vamos!

Parece que el servicio de sala se lleva la palma, ¿no?, ¡pues nanai!. Al menos eran majetes y se interesaban si nos estaba gustando, cosa que en otros sitios pasan del tema, pasando de una crítica constructiva.

Comenzamos nuestro menú con:

1. Caldo Verde (Plato nacional portugués)

    - Lo mejor de la comida, recomendable probarlo. Tenía una chispa con esa rodaja de chorizo.

2. Crema de legumbres

    - Todavía, aquí en Madrid, sigo buscando el punto que le faltaba. Un plato sin sabor a legumbres. ¿Por qué llamarlo así, si no sabe a eso?. ¡No es un trampantojo!

3. Bacalhao com natas (Bacalao desmigado, con patata, cebolla y cubierto con salsa bechamel)

    - Coronando, sin saber el motivo, tres trozos de pimientos mal cortados y con una pinta mala, ahí estaba mi plato. Una fuente de horno con un aspecto apetecible, pero que debajo de aquello yacía una mezcla del bacalao y resto de ingredientes con un color nada atractivo. ¿Dónde estaba mi pescado fresco?, ¿y mi patata bien cocida?. Entiendo que es un menú del día, pero el color de aquello no era del todo interesante.  La nuez moscada que podían haberle puesto a la bechamel (había muchísima), se la pusieron a porrón al bacalao. Solo os digo que un día hagáis la prueba, echadle nuez moscada a este pescado tan rico y comentad si os ha gustado, porque a mí nada de nada.

La foto que muestro es del plato, pero no del mío, se me pasó hacer una foto. Mi salsa bechamel estaba menos tostada y llevaba los famosos pimientos.




4. Sardinhas a brass (A la parrilla)

    - Algo más hechas de lo normal, pero bien. Acompañadas de patatas cocidas enteras ricas y una balsa de aceitazo para que las sardinas estuviesen "casi como en casa".

De postre nos dijeron que había varios, eso sí, a elegir entre 4 o 5 mousses "caseras" (ya está bien de decir que es casero a algo que son polvos mezclados con líquido) y un par de tartas también "de la casa", jeje. Al final, tomamos dos naranjas cortadas, pero con su cortecita blanca bien gruesa, no os vayáis a creer.

Para finalizar, un café con leche sin crema y sin preguntar si quería la leche caliente, del tiempo o fría. Uno que yo me sé (guiño, guiño), hubiera tenido que esperarse un buen rato para que enfriase la mezcla. Y para redondearlo, nos lo pusieron sin azúcar.

Un menú del día, ¡en algo más de hora y media!, con su bebida y su pan, por 27 €/2 pax., no está mal. A pesar del precio, no lo recomendaría en absoluto.

En Portugal el bacalao es de lo más conocido, pero si queréis probar uno en condiciones es mejor dejarse más dinero. La pifié al pedirme el plato, lo sé : (


jueves, 2 de abril de 2015

Amén

Nombre: Clerigos Vinhos&Petiscos
Ciudad: Oporto
Dirección: Rua das Carmelitas, 151
Web: www.clerigos.net (aún no la tienen terminada)

Estos días previos a Semana Santa, nos hemos ido a Portugal, concretamente a Oporto, aunque también hemos visitado otras ciudades.

Tras un primer día agotador, después del viaje desde Madrid y ver buena parte de la ciudad, albergamos la esperanza de encontrar un lugar cómodo y que tuviese buena pinta. La recepcionista del hotel nos recomendó una zona de tapas (no sé que entienden por eso, pero tres o cuatro sitios me parecen pocos).

Finalmente dimos con uno. Realmente eran dos en uno. Uno más para tapas y otro para cenar.

Al llegar, primeramente, nos preguntaron si queríamos cenar de tapas o en el restaurante. Posteriormente nos indicaron una mesa y allí que fuimos. El local estaba chulo, era amplio, bastante luminoso y con una temperatura algo baja.

Tras pedir al camarero, nos trajeron pan con alioli, costumbre en casi todos sitios de allí (o pan con mantequilla). El pan estaba normal, pero al menos la espera de 15-20 minutos (porque sí, los portugueses se toman su tiempo aunque sea para traerte una simple tosta) se hizo más llevadera, jeje.

Mientras, me fijé en una cosa que me llamó la atención:


Las botellas de vino colocadas en distintas cámaras con temperaturas diferentes, como debe ser. Las copas, bajo éstas y a la vista. Me gustó, la verdad. Al menos es otro modo de verlo al habitual.

Los wc's, normales. He aquí algo que me sorprendió. Cuando salí del servicio, me miraba la gente y mi novia me dijo: 

- ¿Te has lavado las manos?
Sí, ¿por?

Deducción: El ruido que hacía la máquina para secarse, infernal.

La barra era muy amplia y, al igual que el resto, estaba ordenada y limpia.



Comentaros, que cuando voy de viaje me gusta probar lo típico de allí, pero la Francesinha (sandwich relleno de fiambre, carne de ternera, salchichas, cubierto con queso y con una salsa un pelín picante) no me llamaba nada la atención y menos para cenar : (

Antes de comenzar a poneros lo que pedimos, hay algo que me da mucho asco y que sucedió. Me pusieron un plato con restos duros y con el borde roto, en fin...
Los camareros iban sirviendo metiendo el dedazo en los platos. Por favor señores, vayan aprendiendo a servir. ¡El dedo pulgar hacia afuera!

Os detallo, a continuación, nuestra elección. Los platos no es que fueran generosos, pero cenamos bien.

1. Pataniscas de bacalhau (es una especie de buñuelo de bacalao)

    - Poco sabor a bacalao. Llevaba una salsa para acompañar de judías pintas nada apetecible y fría. Lo mejor, que el rebozado no estaba tan graso como en Casa Labra, que telita, ya caerá por este blog.

2. Bochecha de Vitela (son carrilleras de ternera)

    - La carne estaba buena, muy bien cocida. Lo mejor del plato, de veras. La salsa era una crema muy ligera de patata, bastante rica, con el jugo de la carne. Lo que no se entiende es que acompañen la salsa con champiñones de bote y calabacín extra cocido casi deshecho.

3. Caldoso do mar (guiso de arroz con pescado)

    - Llevaba gambas, almejas, salmón, cilantro y cebollino. Muy logrado el arroz y su acompañamiento. El cilantro nos resultó agradable, con otro estilo al habitual.

P.D. Pusieron cebollino a las tres cosas y me fijé que en otros platos de la mesa de al lado también. ¡Madrecita! Hay que ir metiendo en la cabeza a la gente que eso del todo vale no es así. Al menos, el punto positivo es que las hierbas eran frescas : )

Recomendar este sitio es lo que haré, porque a pesar de los puntos negativos a los que he hecho mención, hay más pros que contras. El precio de la cena con 2 botellas de medio litro de agua y el pan con alioli, fue de 24 €/2 pax., así que como podría decir un "Clérigo", ¡Amén hermano!.






lunes, 16 de marzo de 2015

Una caja llena de sorpresas

Nombre: Restaurante Desencaja
Ciudad: Madrid
Dirección: Paseo de la Habana, 84
Teléfono: 91.457.56.68
Web: www.dsncaja.com

Después de una mañana de domingo de labores hogareñas, pensamos en irnos por la Sierra de Madrid a andar por uno de los pueblos tan chulos que tenemos, para posteriormente comer en un asador.

Dado que eran cerca de las 12:00, finalmente abortamos el plan, para levantar de nuevo el periscopio e ir viendo qué plan alternativo tomábamos. En un principio barajamos con ir a un sitio por el centro de la capital, pero alguien tuvo la idea de ir a un restaurante que habían abierto el 1 de septiembre de 2014.

Situado a unos cinco minutos de la estación de metro Colombia (línea 8 de metro, para los que no lo conozcan), pudimos localizar nuestro destino.

A simple vista, por fuera, no parece lo que vas a encontrarte dentro. Puedo adelantaros que lo que menos nos agradó fue la decoración, que por cierto cambiarán en breve (¡menos mal!). Se trata de un local, pequeño, para unos 40 comensales. Dispone de una recepción reducida, en la que hay una barra de bar pequeña, pero suficiente para atender las comandas. Nos recibieron cordialmente.
Respecto a la zona de sala, ¿qué decir?, después del nombre del restaurante, me imaginaba un mobiliario diferente, cada uno de su padre y de su madre, guardando el estilo propio, pero sin un patrón. Parecía haberme ido a un salón tipo inglés de mi abuela. Los respaldos de las sillas nada cómodos, por cierto, no soporto que haya tanto hueco al aire detrás. Pero recalco, que todo esto lo cambiarán en breve.

El ambiente, agradable y familiar, con música de fondo suave.

Una de las cosas que siempre me fijo, pero muchísimo, es en los aseos (amplitud, luminosidad, limpieza, etc.). Primeramente me pareció buena idea que no los indicasen con el típico cartel, pues en el lugar en el que están perdería ese rollo que pretenden los dueños. Son aceptables y limpios, que es de lo que se trata.

Para comenzar nuestro "viaje", el Jefe de Sala nos explicó un poco cómo iba a ser todo, nos dijo que si teníamos alergias y si no nos gustaba algún sabor, textura, etc. No voy a contar un detalle que sucedió a continuación, porque (a pesar de que en algunas páginas web lo pongan) no me gusta quitar la originalidad, la esencia de este equipo.
El personal de sala tuvo un trato cercano, amable y educado.

A continuación hablaré de lo que comimos. Mencionar que todo lo que cocinan lo hacen allí, salvo el pan (o al menos fue mi impresión).

1. Snacks (4 mini tostas de pan, para untar las dos primeras referencias)


   - Queso fresco de leche de cabra y tapenade.
  - Estofado de tomates cherry con orégano. Estaba bastante rico, a pesar de que el orégano era seco. Lo mejor, el olor.
   - Dos croquetas de jamón. La masa estaba buena, pero con poca intensidad del producto principal.

2. Menú (La presentación de los platos buena)

   - Habas, judías verdes, alcachofa frita y cococha de bacalao rebozada, con salsa de almendras. Para los que no me conozcan, soy un amante de las verduras y el pescado. Dicho ésto, el plato en sí estaba muy bien, salvo porque la cococha no me decía nada. La salsa suave, para no tapar la verdura. Bien logrado.
  - Crema de patata con huevo a baja temperatura, setas, cebollino y migas de pan tostado. Al ser una persona que me gusta los platos de cuchara, éste me lo comí con mucho gusto. La pega, que es un plato que lo tienen por muchos sitios, y no hubo nada que distinguiera ése del resto. 
  - Fideuá con sepia, gambón, tinta y crema de chili crab con curry rojo. Como casi todo en esta vida, para gustos los colores. Me resultó salado. La fideuá estaba bien lograda, un poco más de cocción estaría bien.
  - Rape con una versión de potaje. Plato correcto, pero lo mismo que el anterior. Los garbanzos si hubiesen estado, bajo mi punto de vista, algo más de tiempo cociendo, mucho mejor. Pero muy enteros y conservando un aspecto muy apetecible.
  - Cabezada de cerdo con ragout de oreja y compota de manzana, pera y Oporto. A pesar de que pueda resultar a simple vista, pesado, graso y contundente, para nada. Conjunto muy bueno. La oreja nada pesada, no como en muchos bares que te tomas tres y ya te repite todo el día. Me hubiese gustado que el cerdo estuviese algo menos hecho.
  - Helado de romero con crujiente de miel, fruta y mix de infusiones. Mi tentación, los helados. Hay un dicho que escuché en Los Simpsons que decía algo así: ¿Por qué fabricar treinta y tantos sabores, cuando aún no se domina la vainilla?. Éste no era el caso, pero ahí lo dejo para navegantes que van diciendo que ciertos helados son la bomba y no es cierto. Vayamos al tema. Postre refrescante, como a mí me gustan. El sabor del helado no me iba mucho, aunque estaba bien conseguido, ligero y cremoso. Los matices de las infusiones, muy complejas, pero ricas. La fruta le iba bien. La pega, que había algún trozo de piña que tenía restos del interior de la corteza y eso es criminal. El crujiente nada pesado. Un postre notable.
  - Tarta de hojaldre de manzana, helado de vainilla y compota de manzana y pera. Otro postre bastante bueno. El hojaldre, nada pesado. El helado como el anterior de bueno. Dos puntos que hubiesen mejorado sería abrillantar un poco más la manzana y no repetir casi igual la compota. No puedo cuando hay dos cosas tan similares en un menú. Manía mía, lo reconozco, pero no se debe hacer.


Para finalizar, comentar que la relación calidad-precio está guay. Nos salió este menú para dos personas (pax. de ahora en adelante, así que familiarizaros ya mismo con estos términos, jeje), con una botella de agua, pan y un café (yo no tomo), por poco más de 80 € (iva incluído).
Merece la pena conocer la cocina de Iván Sáez, de producto, de transmitir esa devoción por lo que hacían nuestras abuelas y madres, una cocina que requiere su tiempo y que, ante todo, ¡prima la cuchara!


domingo, 15 de marzo de 2015

Japonés low cost

Nombre: Nagoya
Ciudad: Madrid
Dirección: Clara del Rey 34
Teléfono: 914 16 98 27
Web: www.nagoya.es

Cuando uno cambia de barrio y es aficionado a la comida japonesa, tiene que buscar un restaurante japonés que se adapte a sus expectativas. Tarea nada fácil.
Se dice que en Madrid hay muchos bares, he llegado a oír que hay un bar para cada tres personas, me parece exagerado, pero lo que sí que debe de haber es, al menos, tres restaurantes japoneses por barrio.
¿Y cómo distinguir un japonés de otro japonés? Pues no sabría decirte, pero este tipo de lugares prima, principalmente, la calidad del pescado que ofertan. Recordad que se ofrece comida cruda, nada de atún ahumado o salmón ahumado. ¡Crudo! Y cuando uno come crudo (por muy congelado que esté) nunca hay que jugársela.
Pues bien, cerca de Avenida de América, hay unos cuantos japoneses, pero alguien nos recomendó éste. Nagoya de Clara del Rey, tienen un primo hermano, más grande y más céntrico pero el que tenemos nosotros es éste. Quizá sea más de barrio, o más de andar por casa, pero por lo menos lo que te ponen se puede comer, ¡que ya es bastante!
Encima, te ofrecen de lunes a domingo menú del día. Y un menú que se basa en una sopa de miso, más que aceptable para lo que hay por ahí, y luego varias cosas. Siempre solemos pedirnos el Menú Sushi, que te incluye cuatro makis, seis nigiris, tempura de verduras,  y la sopita que ya comenté antes. Además, te incluye la bebida; agua, cerveza japonesa de barril, vino decente, refresco y también postre (fruta, helados o flan de té) ó café.
El otro menú que pedimos suele ir variando, pero en esta ocasión tomamos el de sepia teppanyaki. Una sepia a la plancha muy estilo mediterráneo, con un poco de arroz, su mahonesa (de bote), tres gyozas (ricas, nada de odyozas como las de otros sitios), unos edamame y su respectiva sopa.
Esto, para un domingo a medio día cuando no sabes qué hacerte de comida y tienes mono de japonés. ¡Es perfecto! Y lo mejor, su precio, todo lo dicho, que además se puede compartir de muy buena gana, por menos de 30 euros.


Comer japonés así, hoy en día, y por un buen precio, es algo que merece la pena probar